¡Celebramos 10 años en W&M!
En esta ocasión especial, queremos reflexionar sobre el viaje que hemos recorrido, recordando los altos y bajos que han marcado nuestra trayectoria. Hemos enfrentado una crisis social sin precedentes, abierto y cerrado varios locales, y superado una devastadora pandemia. El camino ha sido largo y ha moldeado profundamente nuestra comprensión del negocio. Por eso, nos gustaría compartir nuestra historia y destacar lo que ha significado emprender en Chile durante la última década.
El inicio
Johny Shats y Patricia Corrales habían vuelto hace unos meses de China, país donde se había instalado la pareja por razones laborales. El regreso estuvo cargado de incertidumbre, ya que volvieron a tierras nacionales sin un trabajo concreto y con la prioridad de encontrar nuevas formas de generar ingresos.
Fue a partir de esa situación que surgió la idea de comercializar la marca de parlantes Divoom en Chile, una empresa con la que ya habían trabajado durante su estadía en el país asiático e incluso antes de salir de Chile.
“Teníamos buenas relaciones con ellos y, por lo tanto, cuando volvimos a Chile, la marca nos apoyó y nos otorgó un pequeño crédito de US$5,000 para que distribuyéramos sus productos en el país. Todo esto lo hicimos desde nuestro departamento”, explica Johny, recordando cómo empezaron a vender los parlantes a través de un sitio web, utilizando su hogar como bodega.
“Casi todo lo primero que vendimos fue a amigos y conocidos por redes en este nóbel eCommerce. Luego, nos dimos cuenta de que esto tenía potencial... Se nos ocurrió con la Patty: ¿qué tal si hacíamos una tienda Divoom? Ya teníamos varios modelos y era interesante,” comenta Johny.
Así y con la venia de la marca, surgió la posibilidad de establecer “Divoom Store”, como tienda física que antecedió a lo que hoy conocemos como Wood and Music. Este pequeño local estaba ubicado en la galería Dos Providencias, a pasos del metro Los Leones.
“Era divertido porque antes era un sex shop, tenía hasta besos pintados en el techo. En la estructura era bien bonito, tenía potencial... incluso, anterior al sex shop, había sido una joyería y mantenía vitrinas especiales para ello, por tanto le podíamos sacar provecho a la exhibición de productos”, recuerda con cariño, Patricia Corrales.
Aunque la tienda de parlantes se consolidó como un proyecto sostenible y una fuente de ingresos efectiva, las aspiraciones de sus fundadores eran mucho más ambiciosas.
“El proyecto siempre fue abrir un local en el Drugstore, llevábamos apenas unos meses en el Dos Providencias cuando empezamos a ver cómo entrar allá. Me acuerdo que revisábamos todos los días a ver si habían arriendos”, asegura Patricia.
“Cuando pusimos la tienda de parlantes, estábamos en un lugar que nos sirvió para comenzar pero que era muy precario… bien antiguo, medio ochentero. El Drugstore nos parecía un lugar perfecto, tan único, que se relacionaba con la cultura, con las librerías y con los cafés. Creíamos que, por el perfil de los parlantes, ahí podríamos llegar a ese público”, complementa Johny.
En 2016, apostaron de lleno a instalarse en la anhelada galería ubicada en el corazón de la comuna de Providencia, sin embargo, su llegada no estuvo exenta de dificultades.
“Fue bien extraño porque en un principio el Drugstore no nos aceptó. Nunca entendimos bien por qué ocurrió eso…. En un principio, cuando los fuimos a ver (los ejecutivos de la inmobiliaria) estaban súper entusiasmados de que nos fuéramos a la galería, pero de repente ese entusiasmo se acabó, se apagó y nunca entendimos por qué”, reflexiona Shats.
“Tuvimos mucha suerte porque dentro del Drugstore está la inmobiliaria que arrienda esto (los locales), pero también hay un par de locales que son de dueños particulares, entonces una vez estábamos revisando y nos encontramos extrañamente con un arriendo que pertenecía justamente a uno de estos últimos. Así, entramos al Drugstore, a pesar de que la administración no nos había dado el pase”, comenta el co-fundador de la tienda.
Cajas musicales y cambio de nombre
El producto estrella de Wood and Music son sus cajitas musicales. Estas bellas invenciones de madera se han convertido en el sello de la empresa y en el producto que ha permitido su crecimiento en los últimos años. La marca taiwanesa Wooderful life es la encargada de dar vida a estos increíbles productos. Sin embargo, su llegada a Chile ocurrió a partir de una situación completamente fortuita:
“Las cajitas musicales llegaron porque todos los años yo viajaba a China, Hong Kong, y a veces a Taiwán también. En uno de esos viajes, me encontré en el aeropuerto con un display de cajitas musicales. Lo vi y quedé enamorado; me quedé pegado ahí en la vitrina y me compré una”, explica Johny Shats.
“La traje a Chile y me puse a investigar quién era el proveedor, quién las vendía. Pregunté a mucha gente si les gustaba, qué les parecían, porque su precio era un tanto más elevado. Todos me decían: '¡No!, es muy caro, ¿quién va a querer eso?”, recuerda.
Curiosamente, el arribo de Wooderful life a la tienda coincidió con la inauguración del nuevo local, lo que generó un cambio significativo en la identidad de lo que hasta ese entonces era “Divoom Store”.
“El local del Drugstore lo abrimos como en junio, pero lo íbamos a inaugurar en septiembre y las cajitas llegaron más o menos para la inauguración. Fueron creciendo y, al final, lograron desplazar a las otras marcas hasta contar con su propio espacio y hoy, son las reinas de la tienda”, explica Patricia Corrales.
“Las cajitas eran como buscarle la quinta pata al gato, pero como eran musicales, podían tener algo que ver con la música. Esa fue la lógica. Fue como una explicación de por qué las metimos al final, como que entraron por la ventana, así como cuando nosotros entramos al Drugstore”, indica Johny y agrega: “En el transcurso de un año, las cajitas se apoderaron de la tienda, al punto que tuvimos que cambiarle el nombre, porque ya había dejado de ser lo que era”.
Estallido Social
Cuando aun no cumplía un año con el nuevo “branding” de "Wood and Music", la tienda enfrentó adversidades imprevistas en 2019. Todo el país vivió las repercusiones del Estallido Social, con multitudinarias protestas motivadas por demandas sociales que se manifestaron en la emblemática Plaza Italia de Santiago.
Las consecuencias de este periodo afectaron a muchos negocios pequeños en la capital, obligándolos a cerrar temporalmente y recurrir a créditos para enfrentar la difícil situación económica.
“El estallido social de 2019 fue muy complicado para nosotros, en todo sentido”, cuenta Christian Gutiérrez, socio que se unió a la empresa ese mismo año.
“Nos sorprendió en un momento muy sensible, justo cuando habíamos apostado por crecer e hicimos una gran inversión. Teníamos un plan de expansión y abrimos tres tiendas: en Parque Arauco, Barrio Italia y Lastarria. Gastamos mucho en arriendos, remodelaciones y stock. El local del Galería Italia la inauguramos unas semanas antes del estallido, y la galería Lastarria una semana después. Fue un desastre catastrófico… cero ventas, el país paralizado, nada funcionaba. Fue realmente destructivo y nos dejó al borde de la quiebra” , añade.
Johny Shats también recuerda esos días con amargura: “Fue un tema muy complicado, porque ya la situación venía mal desde antes. Se esperaba que 2019 fuera un año de crecimiento económico en Chile, pero las expectativas no se cumplieron. Decidimos apostar por expandirnos en vez de replegarnos, abriendo más locales con la esperanza de aumentar las ventas. Esa fue la lógica”, explica Johny.
“Fue pésimo y muy duro... Recuerdo un día que me quedé en la tienda y sentía cómo la gente golpeaba los latones que pusieron para proteger los locales. Intentaron entrar varias veces al Drugstore. Incluso cuando abríamos por Internet, recibimos amenazas. Fue terrible y tuvo repercusiones duras en las ventas”, concluye.
Por su parte, Patricia Corrales relata su experiencia dirigiendo al personal durante ese tiempo:“Teníamos varias personas trabajando, algunas eran migrantes venezolanas que huían de los problemas en su país y se encontraron con un clima que revivía en ellas el miedo, la incertidumbre y la violencia. También teníamos jóvenes universitarios que iban a marchar y volvían reclamando contra los carabineros, con los disparos en los ojos, resaltando que todo estaba mal”.
“La verdad fue muy difícil contener este clima interno. Tratábamos de lidiar con las aperturas y salidas, para asegurar que las personas llegaran seguras a sus casas, además de intentar vender de alguna forma. Me acuerdo que teníamos que estar todos los días atentos a las cámaras en Plaza Italia, observando los disturbios. Cuando empezaban las marchas o protestas, teníamos que adelantar las salidas a los trabajadores”, relata, agregando que “lo único que hicimos fue seguir adelante y lidiar con los problemas conforme surgían. Nuestro plan era mantener los locales abiertos, la seguridad de la gente y recuperar la inversión lo antes posible. Finalmente, el gobierno ayudó congelando las cuotas de los créditos bancarios por unos meses”.
Pandemia
Las repercusiones del Estallido Social se prolongaron hasta principios de 2020, pero el escenario político de Chile y del mundo, cambió repentinamente con la rápida propagación del virus Covid-19 y la consiguiente cuarentena preventiva.
“Cuando estábamos empezando a salir del estallido, llegó la pandemia y la tienda ya no era sostenible. Tuvimos que cerrar todo, vender productos desde casa y convertir nuestro departamento en una bodega llena de cajas”, recuerda Johny Shats.
“La pandemia tuvo varias caras. En principio, fue un desastre porque las cosas ya venían mal. La Navidad salvó un poco, pero fue difícil, y con la pandemia, la situación se volvió insostenible. Si no hubiésemos recibido ayuda, habríamos quebrado definitivamente. Teníamos la deuda de la apertura de los locales recién inaugurados y los locales cerrados, no había por dónde”, añade.
Patricia coincide y destaca las medidas que tuvieron que adoptar para sobrellevar el negocio: “Nos confinaron y fue el momento más difícil porque nos enfrentamos de lleno a la posibilidad de la quiebra”.
Una de las restricciones más controvertidas fue la prohibición de despachar productos que no fueran de primera necesidad, deteniendo el funcionamiento de todas las tiendas fuera del rubro de alimentos y medicina. Frente a estas condiciones, se adoptaron medidas drásticas para no comprometer las ventas.
“El plan era aguantar y tomar todas las medidas posibles para resistir. No bajar los brazos y seguir vendiendo por Internet. La última gran inversión en nuestra plan de expansión había sido en el sitio web, y fue la mejor inversión, porque nos permitió seguir funcionando con nuestros couriers. Todo lo que vendíamos estaba guardado, escondido, porque las circunstancias nos obligaban a operar así”, explica Patricia.
“A nosotros nos fue muy bien en la venta por Internet porque la gente necesitaba lugares de contención y felicidad. Las cosas que vendemos contribuyen a eso. Los puzzles, por ejemplo, son terapia para mucha gente. Las cajitas musicales evocan cariño, amistad y amor”, complementa.
Cristian Gutiérrez hace un balance de ese periodo, destacando que las ayudas estatales fueron fundamentales para asegurar el futuro del negocio:
“En resumen, después de la pandemia, cerramos tres tiendas y cambiamos el enfoque a la venta online. Aunque vendíamos menos, teníamos muchos menos costos fijos. El problema era que muchos meses no alcanzábamos a cubrir los costos, pero habíamos acumulado tanta deuda que era prácticamente insalvable.”
“La política de préstamos blandos del gobierno nos permitió refinanciar toda la deuda a una tasa muy baja, y eso fue lo que nos salvó", admite. “El plan era bueno, y estamos donde estamos ahora, con la venta online y solo Drugstore, pero no teníamos una base sólida para despegar. Sin esos préstamos del gobierno, no lo habríamos logrado.”
Una nueva realidad
El desarrollo de la empresa después del año 2021 ha sido próspero y ha traído consigo una serie de cambios significativos, impulsados por los eventos de los últimos dos años. La reestructuración de la empresa, los cambios en el directorio y la incorporación de nuevos trabajadores han catapultado a Wood and Music a una nueva etapa, llena de optimismo.
“Por primera vez, después del estallido y la pandemia, este año estamos en un plan de crecimiento. Aunque han sido años muy duros y difíciles, también han sido de mucho aprendizaje”, sostiene Patricia Corrales, actual gerenta general de la empresa.
“Uno de los aprendizajes más importantes fue ser implacablemente más ordenados en la administración. Hemos sido mucho más eficientes en marcar los costos, los ingresos y las inversiones al detalle. Organizar nuestro sistema de pago crediticio para recuperar capital y poder reinvertir ha sido clave. Le hemos sacado punta al lápiz al máximo y eso nos ha permitido estar tranquilos ahora”, añade.
“Creo que eso nos ha funcionado bien y nos permite mirar estos 10 años con mucha satisfacción por lo que hemos logrado. Quizás estamos más cansados, pero ha sido muy satisfactorio porque hemos sacado adelante un proyecto hermoso. Es un proyecto que, además, satisface una necesidad básica del ser humano: nutrir el alma. A mí me encanta nuestra tienda. Soy muy feliz trabajando en W&M y espero que todos quienes trabajan con nosotros y quienes nos visitan lo sean también”, puntualiza Patricia de cara al aniversario número 10 de Wood and Music.
Autor: Alejandro Shats, periodista